Estoy encallada en el agobio que me generan esas conversaciones sin fin que, como el vómito, duele sacarlas y, más tarde, sigue doliendo por el mismo esfuerzo de escupirlas.
Son necesarias, sí, pero yo las suelo encarar mal.
Me explico:
En una discusión no asertiva, la normal, la que hacemos los mortales desconectados o conectados a nuestro sentir interno, empieza por una chorrada. Esa chorrada hace sacar una tontería de la semana pasada que, a su vez, hace recordar al otro un comentario hiriente de hace un mes, y eso conlleva a estallar en una frase que suele llevar la palabra “SIEMPRE” o “NUNCA” bien en mayúsculas.
Al final, cuando ya no hay vuelta atrás, las bombas atómicas verbales aparecen en escena sin avisar.
¿Te suena? Seguro. Somos humanos y nos enfadamos, es parte de nuestra vida callejera.
He de reconocer que yo soy de las que, en las discusiones (de pareja), me subo al Delorean emocional y traigo a la vida del presente los recuerdos punzantes del pasado.
Sí, soy culpable.
Las horas que paso en la psicóloga me han hecho ser cada día más y más consciente de la mierda que es viajar en la nave pretérita. Pero, aun así, con la guardia baja y el cansancio a niveles altos, tiro de clásicos conocidos. Lo siento…
¿Qué puedo decir a mi favor y para todas aquellas personas que os encontráis como yo, es decir, el 99 % del planeta? Nada, que está mal. Que no aportas y que, si en el momento te jodió y no lo dijiste, se pasó tu tren… Y que, si en esta ocasión te sientes como aquella vez, pues actúes en consecuencia (porque ya sabes que no te mola) y empieces a hablar de lo que te ha pasado hoy.
Así, aparte de hacer músculo mental (me lo invento, pero se entiende), te centrarás en las emociones que te están apareciendo right now, que son las reales.
Y, para el que te escucha, mostrarle coherencia temporal hablando (solo) de lo que acabas de sentir, le ordena ideas para poder validarte y empatizar con lo que expones. Siempre que, est@, esté capacitado para ello, claro.
¿Fácil? Pues no, pero resolutivo, es un rato largo.
Os dejo aquí adjetivos poco usados, a mi parecer, para enriquecer el lenguaje emocional y ayudar(nos) a definir mejor nuestros sentires profundos:
*Uso el fem. sing. porque hablo de persona.
Abrumada, agitada, alterada, aturdida, contrariada, conmocionada, defraudada, desconcertada, desencantada, descentrada, distanciada, estancada, exasperada, furiosa, herida, inestable, intranquila, malhumorada, paralizada, perpleja, reacia, vencida.